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La juventud y la crisis del criterio propio: ¿Consumismo o conciencia política?

Vivimos en una era donde el acceso a la información es más fácil que nunca. Con solo un clic, la juventud tiene a su disposición vastos recursos sobre cualquier tema imaginable. Sin embargo, paradójicamente, estamos viendo una preocupante falta de interés por la cultura general y, sobre todo, por la política, un ámbito que define directamente nuestras vidas.

Cada vez más, los jóvenes prefieren consumir contenido superficial, inmediato y de baja calidad, como videos de un minuto o menos en redes sociales. La velocidad con la que estos contenidos son devorados y reemplazados impide una reflexión profunda o crítica sobre lo que están viendo. Influencers y creadores de contenido, muchos de los cuales carecen de formación o autoridad en temas importantes, se convierten en las voces que moldean el criterio de la juventud, perpetuando estereotipos banales y alimentando un ciclo de consumismo pasivo.

Lo más preocupante es cómo estos jóvenes parecen creer ciegamente en lo que ven en estas plataformas, sin detenerse a investigar o profundizar sobre los temas que consumen. Están tomando videos de menos de un minuto como si fueran hechos incuestionables, olvidando la importancia de estudiar, de preguntar, de dudar. Esto crea una juventud sin criterio propio, guiada más por tendencias pasajeras que por una verdadera comprensión de lo que ocurre en su país y en el mundo.

Este fenómeno está dejando a las nuevas generaciones estancadas, no solo en términos de conocimiento, sino también en su capacidad para participar activamente en su entorno. La cultura del «scroll» constante se ha convertido en un refugio, un lugar donde evitan confrontar los problemas reales que enfrentan sus comunidades. Mientras tanto, los influencers, que viven alejados de las realidades de sus seguidores, perpetúan un estilo de vida superficial que no ofrece soluciones, ni visión, ni verdadero liderazgo.

La política, en cambio, queda en un segundo plano. La mayoría de los jóvenes no sabe quiénes son sus gobernantes ni qué decisiones están tomando en su nombre. Muchos ni siquiera pueden nombrar a los diputados que los representan o a los funcionarios locales que determinan el futuro de su comunidad. Sin embargo, saben todo sobre las últimas tendencias de baile en TikTok o las polémicas personales de un influencer. ¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Cómo puede una generación que lo tiene todo al alcance de la mano, elegir ignorar lo que realmente importa?

Es urgente que la juventud se informe, que deje de creer que las redes sociales son solo entretenimiento y comience a utilizarlas como herramientas de aprendizaje y cambio. Los jóvenes deben entender que los gobernantes, no los influencers, son quienes toman decisiones que afectan su futuro. Que el bienestar de su sociedad depende de su capacidad para cuestionar, informarse y, sobre todo, involucrarse.

El verdadero problema no está en el entretenimiento, sino en que ese entretenimiento se ha convertido en una distracción perpetua que desvía la atención de las cuestiones fundamentales de la vida. Es necesario que los jóvenes se den cuenta de que no pueden dejar que otros piensen por ellos, que deben desarrollar su propio criterio y, más importante aún, deben conocer a quienes toman las decisiones que afectan su futuro.

Al final, la única manera de escapar de este estancamiento es recuperando la conciencia política y el interés por el mundo real. Es un llamado a la juventud: las redes sociales y los influencers no te representarán, no te darán respuestas ni soluciones reales. Es el momento de que tomen las riendas de su futuro, informándose, participando y construyendo una opinión crítica basada en hechos, no en videos de un minuto que desaparecen en el siguiente ‘scroll’.