El Papa Francisco nombró el lunes a la hermana Simona Brambilla, una monja italiana, como la primera mujer en dirigir una oficina importante del Vaticano. Brambilla asumirá el cargo de prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, que es responsable de todas las órdenes religiosas de la Iglesia Católica, incluyendo desde los jesuitas y los franciscanos hasta los movimientos más pequeños y recientes.
Este nombramiento representa un avance significativo en el esfuerzo del Papa Francisco por otorgar más roles de liderazgo a las mujeres dentro de la Iglesia. Aunque ha habido mujeres en cargos importantes en varias oficinas del Vaticano, nunca antes una mujer había sido nombrada prefecta de un dicasterio o congregación de la Curia Vaticana, el órgano central de gobierno de la Iglesia Católica. El hecho histórico fue confirmado por Vatican Media, que destacó en su informe que «La hermana Simona Brambilla es la primera mujer prefecta del Vaticano».
El nombramiento de Brambilla subraya su relevancia en la estructura de la Iglesia, dado que la oficina que liderará es una de las más influyentes del Vaticano. A raíz de esta designación, el Papa también nombró a un co-líder o «pro-prefecto», el cardenal Ángel Fernández Artime, miembro de la congregación salesiana. Esta decisión se toma debido a que el cargo de prefecto implica la capacidad de celebrar la Misa y realizar otros sacramentos, funciones que, hasta ahora, solo pueden desempeñar hombres.
Simona Brambilla, de 59 años, es miembro de la orden religiosa de los Misioneros de la Consolata. Desde el año pasado, ocupaba el puesto de número 2 en el departamento de órdenes religiosas, y reemplazará al cardenal Joao Braz de Aviz, quien se retira a los 77 años. Su ascenso se hace posible gracias a la reforma de 2022 a la constitución fundacional de la Santa Sede, que permitió a los laicos, incluidas las mujeres, asumir cargos de prefectos dentro de la Iglesia.
Brambilla, además de ser enfermera, tiene una larga trayectoria como misionera en Mozambique y fue superiora de su orden religiosa, los Misioneros de la Consolata, desde 2011 hasta 2023. Ese mismo año, el Papa Francisco la nombró secretaria del departamento de órdenes religiosas. Su nombramiento es la última medida del Papa para mostrar cómo las mujeres pueden asumir puestos de liderazgo dentro de la jerarquía católica, aunque sin la posibilidad de ser ordenadas sacerdotes.
A pesar de las contribuciones significativas de las mujeres católicas en diversas áreas, como escuelas, hospitales y la transmisión de la fe, han expresado durante años su frustración por ser tratadas como de segunda clase en una institución que reserva el sacerdocio para los hombres. Francisco ha mantenido la prohibición del sacerdocio femenino y ha descartado la posibilidad de que las mujeres sean ordenadas diáconos.
Sin embargo, su papado ha visto un notable aumento en el porcentaje de mujeres trabajando en el Vaticano, pasando del 19,3% en 2013 al 23,4% actualmente, según datos de Vatican News. Dentro de la Curia, el porcentaje de mujeres alcanza el 26%.
Entre las mujeres que han asumido roles de liderazgo en el Vaticano se encuentran sor Raffaella Petrini, la primera secretaria general del Estado de la Ciudad del Vaticano, responsable del sistema sanitario del territorio, de la fuerza policial y de los Museos Vaticanos, que están bajo la dirección de la laica Barbara Jatta. También destaca la hermana Alessandra Smerilli, quien ocupa el puesto de número 2 en la oficina de desarrollo del Vaticano, y varias otras mujeres que han sido designadas para puestos de subsecretarias, como la monja francesa Nathalie Becquart, en la oficina del Sínodo de los Obispos.