
Ayer, la Diócesis de Nuevo Casas Grandes dio la bienvenida a su nuevo obispo, monseñor Víctor Melchor Quintana Quezada, quien asumió oficialmente el cargo pastoral. Este nombramiento llega después de un periodo de dos años sin un obispo residente y en medio de un contexto regional marcado por los desafíos de la inseguridad.
La ceremonia de toma de posesión se llevó a cabo en el gimnasio de Casas Grandes, y coincidió con la celebración de la solemnidad de la Anunciación del Señor, lo que le dio un toque especial a la ocasión. El evento reunió a una amplia representación de la comunidad católica, incluyendo autoridades eclesiásticas de varias diócesis del país, funcionarios civiles, miembros de diferentes congregaciones religiosas, grupos laicales organizados y fieles provenientes de los siete municipios que conforman la Diócesis. Desde temprano, el gimnasio se llenó de asistentes que acudieron a acompañar el evento.
Durante la ceremonia litúrgica, monseñor Quintana, de 56 años, hizo la profesión pública de fe y juró fidelidad a la Iglesia católica y al Papa Francisco. Posteriormente, se procedió a la lectura del mandato apostólico que formaliza su nombramiento, el cual fue emitido por la Santa Sede. Tras este acto, el nuevo obispo recibió los signos episcopales: el anillo, la mitra, el báculo y el libro de los Evangelios.
La ceremonia de consagración episcopal fue presidida por el nuncio apostólico en México, Joseph Spiteri, quien transmitió el saludo y la bendición del Papa Francisco. En su homilía, Spiteri destacó la misión del obispo como guía pastoral del pueblo de Dios, subrayando la importancia de su liderazgo. El nuncio también señaló que la llegada de monseñor Quintana marca un momento de continuidad para la Iglesia local y enfatizó que la presencia del obispo es fundamental para fortalecer el vínculo entre los fieles y el liderazgo eclesial.
En su primer mensaje eucarístico, monseñor Quintana reafirmó su compromiso con la difusión del Evangelio y con el fortalecimiento de la comunidad eclesial. Agradeció la colaboración de sacerdotes, religiosas, laicos y seminaristas en la vida de la Iglesia, y expresó su gratitud a sus padres, Melchor Quintana Carrasco y Eustolia Quezada Córdova, por su presencia en este significativo evento.