La luz infrarroja es una parte del espectro electromagnético que se encuentra entre los 700 nm y 1 mm. Su habilidad para penetrar profundamente en los tejidos, alcanzando capas subcutáneas y musculares, la convierte en una herramienta terapéutica altamente eficaz.
Gracias a su efecto sobre las mitocondrias, la luz infrarroja contribuye a la regeneración celular, reduce el estrés oxidativo y promueve la liberación de óxido nítrico (NO), lo cual tiene un impacto positivo en la circulación sanguínea y ayuda a disminuir la inflamación.
Luz infrarroja y envejecimiento saludable
A medida que envejecemos, la función celular y la eficiencia de las mitocondrias disminuyen, lo que puede resultar en un aumento de la inflamación, pérdida de elasticidad en la piel y otros efectos relacionados con el envejecimiento. En este contexto, la luz infrarroja juega un papel importante al influir directamente en estos procesos.
1. Mejora de la salud de la piel
La terapia con luz infrarroja estimula la producción de colágeno y elastina, dos proteínas fundamentales para la elasticidad y firmeza de la piel. Diferentes estudios han demostrado que su uso continuo puede reducir las arrugas y mejorar la textura de la piel en personas mayores, otorgando un aspecto rejuvenecido y una mejor estructura dérmica. Un estudio realizado en 2014 evidenció una mejora significativa en la densidad de colágeno de los participantes tratados con luz infrarroja, lo que sugiere su potencial para contrarrestar los efectos del envejecimiento en la piel.
2. Reducción de la inflamación y el estrés oxidativo
La inflamación crónica es un factor clave en muchas enfermedades asociadas con el envejecimiento. La fotobiomodulación ayuda a reducir la expresión de marcadores inflamatorios, como la interleucina-6 y el TNF-α, lo que protege a los tejidos del daño y el deterioro relacionado con la edad. Además, la luz infrarroja tiene propiedades antioxidantes que contribuyen a disminuir el estrés oxidativo, protegiendo las células de los daños que aceleran el envejecimiento celular.
3. Beneficios para la función cognitiva
Con la edad, también disminuye la función mitocondrial en el cerebro, lo que impacta la cognición y el estado de ánimo. La fotobiomodulación aplicada de forma transcraneal ha mostrado efectos prometedores en la neuroprotección y en la mejora de la función cognitiva. Un estudio de 2014 realizado en pacientes con traumatismo craneoencefálico leve reveló mejoras en la memoria y el estado de ánimo tras el tratamiento con luz infrarroja. Estos resultados sugieren que la luz infrarroja podría ser beneficiosa para la salud cognitiva en la vejez y podría ayudar a aliviar los síntomas de la depresión.
4. Mejora de la función muscular y el rendimiento físico
El envejecimiento afecta la capacidad de recuperación muscular y la tolerancia al ejercicio. La luz infrarroja, al mejorar la función mitocondrial, favorece una mejor recuperación y reduce el dolor muscular posterior al ejercicio. Según un estudio realizado en 2015, los atletas que utilizaron terapia de luz infrarroja antes de entrenar experimentaron menos fatiga y dolor muscular en comparación con el grupo control. Este hallazgo sugiere que la terapia con luz infrarroja podría mejorar la función muscular, también en adultos mayores.