El reciente encuentro de militantes de Morena con la presidenta nacional del partido, Luisa María Alcalde, estuvo marcado por un ambiente de tensión y descontento, especialmente hacia los líderes locales, Brighite Granados de la Rosa y Juan Carlos Loera. Ambos fueron recibidos con abucheos, gritos y protestas por parte de un nutrido grupo de militantes en un evento clave para la estructura del partido en el estado.
La presidenta estatal de Morena, Brighite Granados, se vio sorprendida cuando, al tomar la palabra durante su intervención, fue interrumpida por los constantes abucheos y gritos de rechazo de decenas de asistentes. A pesar de sus intentos por agradecer la presencia de la dirigencia nacional, los manifestantes no cesaron en su descontento, coreando «¡fuera!» en varias ocasiones. Ante la situación, Granados se vio obligada a acortar su discurso y abandonar rápidamente el templete, dejando en evidencia el malestar interno que persiste dentro de las filas del partido.
Rechazo a los líderes locales
Los abucheos a Granados de la Rosa reflejan un descontento generalizado entre la militancia de Morena en Chihuahua, que ha criticado abiertamente la gestión y las decisiones de la presidenta estatal. Los manifestantes, en su mayoría simpatizantes del partido, expresaron de forma contundente su desaprobación hacia lo que consideran un manejo inadecuado de la estructura interna y de la estrategia electoral en la entidad. Este tipo de escenas, que no son nuevas dentro de Morena en Chihuahua, generan incertidumbre y reflejan la falta de unidad entre los militantes.
Juan Carlos Loera también rechazado
El descontento no se limitó solo a Granados. El senador Juan Carlos Loera también fue objeto de abucheos y «chiflidos» durante su intervención. A lo largo de su discurso, Loera fue interrumpido por gritos de «¡cállate!» de los asistentes, quienes manifestaron su rechazo hacia su figura y su rol dentro del partido. En un intento por calmar los ánimos, Loera destacó la importancia de los foros y las redes sociales para la movilización de Morena, pero subrayó que la mejor forma de construir poder popular sigue siendo el trabajo «casa por casa». A pesar de los constantes gritos en su contra, Loera expresó su apoyo a Claudia Sheinbaum y a las reformas que, según él, fortalecerán al país en el futuro.
El hecho de que tanto Granados como Loera fueran recibidos de esta manera por la base militante pone de manifiesto las fracturas internas que persisten en el partido, especialmente a nivel local, donde la desconfianza hacia los liderazgos ha ido en aumento. Los militantes han expresado su frustración por lo que perciben como una falta de representación auténtica y una desconexión con las bases, lo que pone en peligro la cohesión del partido en un momento clave hacia las elecciones.