Desde su creación en 2006, el bloque BRICS —integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— ha evolucionado de un foro de cooperación económica a un actor estratégico que busca reconfigurar el orden financiero global. En este contexto, Rusia y China lideran un esfuerzo para descentralizar el uso del dólar estadounidense, una iniciativa con implicaciones económicas y geopolíticas profundas.
El dólar: un pilar del sistema global
Desde los acuerdos de Bretton Woods en 1944, el dólar se consolidó como la moneda de referencia global, respaldando el comercio internacional, las reservas de los bancos centrales y los precios de materias primas como el petróleo. Sin embargo, esta hegemonía también le otorga a Estados Unidos herramientas poderosas, como la capacidad de imponer sanciones económicas que afectan a países adversarios.
Rusia y China han sido víctimas recurrentes de estas sanciones, lo que las ha motivado a buscar alternativas que reduzcan su dependencia del dólar. Ambos países consideran que el uso del billete verde como arma geopolítica amenaza la estabilidad de sus economías y limita su soberanía.
La estrategia de Rusia y China
1. Desdolarización del comercio bilateral: Rusia y China han incrementado significativamente el uso de sus monedas nacionales, el rublo y el yuan, en transacciones comerciales. En 2022, más del 65% de su comercio bilateral ya se realizaba sin dólares, y el porcentaje continúa en aumento. Esto incluye acuerdos para la compra de gas y petróleo rusos pagados en yuanes.
2. Internacionalización del yuan: China está posicionando su moneda como alternativa al dólar mediante acuerdos con socios estratégicos. A través de su iniciativa de la Franja y la Ruta, Pekín promueve el yuan en proyectos de infraestructura financiados por el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura. Además, el yuan ya se utiliza como moneda de reserva en bancos centrales de Asia, África y América Latina.
3. Oro y reservas diversificadas: Rusia ha incrementado significativamente sus reservas de oro y reducido su exposición a activos denominados en dólares. Entre 2018 y 2023, el Banco Central de Rusia prácticamente eliminó los bonos del Tesoro estadounidense de su portafolio.
4. El rol del BRICS+: En su reciente cumbre, el bloque BRICS amplió su membresía con países clave como Arabia Saudita, Irán y Emiratos Árabes Unidos, todos grandes productores de petróleo. Esta expansión podría fortalecer la idea de un comercio energético en monedas locales o incluso en una futura divisa común del bloque.
¿Un nuevo orden financiero?
Aunque los esfuerzos de Rusia y China no han desbancado al dólar, sí han generado fisuras en su hegemonía. La diversificación monetaria es cada vez más visible en el comercio global, y países como Brasil y Sudáfrica también están explorando mecanismos para reducir su dependencia del dólar.
Sin embargo, los desafíos son considerables. La falta de confianza internacional en el rublo y el yuan, la limitada convertibilidad de estas monedas y las tensiones políticas internas de los BRICS complican la creación de un sistema alternativo robusto.
El proceso de descentralización del dólar no será inmediato, pero los movimientos de Rusia y China han sentado un precedente importante. Si bien el dólar sigue siendo dominante, los BRICS están demostrando que existen alternativas viables. Este cambio, aunque lento, podría redefinir las reglas del juego financiero global, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para usar su moneda como herramienta de control y consolidando un orden multipolar más equilibrado.
La pregunta clave es: ¿hasta qué punto los BRICS lograrán coordinar sus esfuerzos y superar las barreras internas para consolidar su visión de un sistema financiero descentralizado? La respuesta a esta interrogante podría marcar el rumbo económico del siglo XXI.