Cada año, el vado de Meoqui se convierte en un refugio para miles de aves migratorias que viajan de norte a sur en busca de climas más benignos.
Entre las más de 200 especies que llegan al humedal del río San Pedro, destacan los pelícanos, patos y gansos blancos procedentes de Canadá y los Estados Unidos.
El espejo de agua del vado de Meoqui, que se mantiene a pesar de la sequía, es un oasis para estas aves.
Durante un recorrido por la ribera sur del río San Pedro, se observaron patos Mallard, gallaretas, garzas, gansos blancos y un águila pescadora.
Sin embargo, persiste el problema de la contaminación por basura en las orillas del río.
Se hace un llamado a los ciudadanos para que sean responsables en sus visitas al humedal y no dejen envases y desechos junto al río.