
El ser humano necesita consumir una cantidad suficiente de bebidas y alimentos con alto contenido de agua, como frutas y verduras frescas, para mantener una salud óptima. La Organización Mundial de la Salud advierte que la ingesta insuficiente de estos alimentos es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad a nivel global.
Una dieta equilibrada no solo contribuye a una mejor calidad de vida, sino que también ayuda a reducir el riesgo de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, obesidad y cáncer. Si bien estas condiciones suelen manifestarse en etapas avanzadas de la vida, generalmente son el resultado de malos hábitos alimenticios a lo largo de los años.
Entre esos hábitos, la hidratación adecuada es fundamental, ya que el agua es esencial para mantener un estado de salud óptimo. Según Nubia Bautista, subdirectora de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud, el agua representa entre el 50% y el 70% del peso corporal, siendo un componente vital para el funcionamiento de células, tejidos y órganos.
Para promover una hidratación saludable, Bautista recomienda que los adultos que viven en climas templados consuman, como mínimo, 15,7 tazas (3,7 litros) de líquidos diarios si son hombres, y 11,5 tazas (2,7 litros) si son mujeres. Sin embargo, aclara que las necesidades de agua pueden variar según factores como la edad, el sexo, el nivel de actividad física, las condiciones climáticas y el tipo de vestimenta.
El agua tiene varias funciones cruciales para el organismo. Por ejemplo, contribuye al buen funcionamiento de los riñones, lo que puede reducir el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el de vejiga y colon. Una correcta hidratación también fortalece el sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a combatir infecciones, resfriados y enfermedades cardiovasculares.
El agua también tiene un impacto positivo en el corazón, ya que ayuda a regular la presión arterial y la circulación sanguínea. Según un estudio de la Universidad de Loma Linda, las personas que consumían cinco vasos de agua al día tenían menos problemas cardiovasculares en comparación con quienes solo bebían dos vasos.
Además, el agua puede aliviar problemas como el mal aliento, que es una señal clara de deshidratación. Al mantener la boca hidratada, el agua ayuda a eliminar bacterias y mejora la salud dental. Asimismo, contribuye a mantener una temperatura corporal estable, lo que ayuda a mejorar el rendimiento físico y previene calambres y esguinces.
La hidratación adecuada también favorece el sistema respiratorio, hidratando las mucosas y reduciendo la probabilidad de infecciones virales. En el ámbito cognitivo, el agua es crucial para el cerebro, ya que mejora la concentración y la memoria.
Es fundamental asegurarse de que el agua que consumimos sea de buena calidad y segura, ya que debe ser potable, libre de microorganismos y sustancias químicas que puedan poner en riesgo la salud.
Finalmente, Bautista recomienda que, en caso de realizar actividad física, se beba agua adicional para compensar la pérdida de líquidos. Las altas temperaturas, la sudoración excesiva, la fiebre, los vómitos, la diarrea o ciertas condiciones de salud, como infecciones de vejiga o cálculos urinarios, también requieren un mayor consumo de agua. Las mujeres embarazadas o lactando también deben prestar especial atención a su hidratación, ya que necesitan más líquidos para mantenerse saludables.