En el escenario político de Chihuahua, Andréa Chávez, ex- diputada federal y hoy Senadora, ha sido una figura de constante atención mediática. Sin embargo, a pesar de su creciente presencia en el ámbito político, parece que no ha logrado conectar con uno de los sectores más importantes del estado: la juventud chihuahuense.
Diversos sondeos y comentarios en redes sociales indican que Chávez no resuena con las nuevas generaciones, a pesar de ser parte de ellas. Esta desconexión podría explicarse por su enfoque político, que muchos jóvenes consideran más alineado con el gobierno central que con las necesidades locales de Chihuahua, donde los temas más urgentes incluyen la falta de oportunidades laborales, la violencia, y el acceso a la educación.
Fernanda Martínez, Directora General del Instituto Chihuahuense de la Juventud, fue aún más directa en su crítica. En una reciente declaración, Martínez señaló que «la hoy senadora, Andréa Chávez, solo sirve para ella misma y no para la juventud como ella dice.» Esta afirmación refuerza la percepción de que Chávez, a pesar de su juventud y discurso en pro de los jóvenes, no ha sabido traducir sus palabras en acciones concretas que beneficien a las nuevas generaciones en el estado.
El hecho de que una figura clave en el ámbito de la juventud, como Martínez, cuestione abiertamente la efectividad de Chávez en este sector subraya una fractura evidente entre la senadora y los jóvenes chihuahuenses. Mientras que Chávez se mantiene como una leal defensora de la 4T, muchos jóvenes en Chihuahua buscan liderazgos que hablen de sus realidades locales, alejados de un discurso centralista y, para algunos, desconectado.
A pesar de mantener una base sólida de seguidores, especialmente aquellos vinculados al movimiento de la Cuarta Transformación, la falta de propuestas innovadoras dirigidas a los jóvenes, sumada a estas críticas públicas, evidencia una desconexión entre Chávez y un sector que es clave para el futuro político del estado.