Ciudad Juárez, 11 de diciembre de 2024.- En un intento fallido por frenar el avance de proyectos clave para la ciudad, cuatro manifestantes vinculados al senador JC Loera se congregaron ayer frente al edificio municipal, en lo que fue una protesta sin fuerza, sin impacto y, lo más llamativo, sin la presencia del propio Loera. A pesar de la importancia del tema que planteaban, su movilización se desinfló rápidamente, al igual que su figura política.
Con carteles que hacían eco de una supuesta crisis del comercio en el centro de la ciudad, los manifestantes no lograron captar la atención de los juarenses, ni mucho menos generar un debate sobre los proyectos de infraestructura que están en marcha. El tren de carga, que ha sido impulsado para mejorar la conectividad de Juárez con mercados nacionales e internacionales, sigue avanzando como una pieza clave para el futuro económico de la región, mientras que Loera y sus seguidores, reducidos a un grupo de cuatro personas, parecen más preocupados por la resistencia al cambio que por ver a la ciudad progresar.
Lo que resultó aún más evidente fue la total ausencia de Loera, quien ni siquiera se dignó a acompañar a sus seguidores en la protesta. Este acto de desinterés no hace más que reafirmar que el senador, lejos de ser un líder activo y comprometido con su gente, prefiere delegar sus causas en un puñado de personas sin el respaldo ni la organización necesaria. Loera, al quedarse al margen, demuestra la falta de real apoyo a una causa que parece más una excusa para generar polémica sin tener un propósito claro.
La ciudad, que sigue avanzando a pesar de los obstáculos, tiene claro que la modernización y la mejora de su infraestructura son necesarias para seguir creciendo. La protesta, por tanto, no hace más que evidenciar lo que muchos ya saben: Loera y sus seguidores están desconectados de la realidad, luchando contra un progreso que beneficia a todos los juarenses. El futuro de Ciudad Juárez no se puede detener por protestas vacías ni por discursos que se quedan en el aire. Mientras la ciudad sigue construyendo su futuro, Loera y su grupo siguen atrapados en una lucha sin sentido, sin visión y sin la capacidad de generar un verdadero impacto.