
La administración del alcalde Marco Bonilla ha quedado expuesta tras el devastador incendio en el Centro Histórico de Chihuahua, donde los bomberos arriesgaron su vida al enfrentarse a la falta de infraestructura adecuada para sofocar el fuego. El hecho ha revelado una alarmante realidad: los hidrantes en la zona son prácticamente adornos inservibles, un símbolo de la negligencia y la falta de previsión del actual gobierno municipal.
Durante la emergencia, los bomberos se encontraron con la cruda verdad: de los 14 hidrantes supuestamente operativos en el primer cuadro de la ciudad, nueve no funcionan. Esto obligó a los elementos a depender de pipas de agua, retrasando los trabajos y poniendo en mayor riesgo a los ciudadanos y a los mismos socorristas. A pesar de que este problema es de conocimiento público, la administración de Bonilla ha sido incapaz de solucionar una deficiencia crítica que compromete la seguridad de la población.
El propio alcalde tuvo que reconocer que los hidrantes no sirven, pero en lugar de asumir su responsabilidad, optó por culpar a administraciones anteriores. Sin embargo, durante su gestión tampoco se han tomado medidas efectivas para corregir este problema. Ahora, con los estragos del incendio aún visibles, el gobierno municipal promete acciones inmediatas, pero ¿por qué esperar hasta que ocurra una tragedia?
Este no es el único caso en el que la falta de liderazgo y previsión de Bonilla ha salido a la luz. Su respuesta tardía y deficiente en la gestión del incendio ha sido duramente criticada por la ciudadanía, que exige soluciones y no excusas. La descoordinación entre la administración municipal y la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) también refleja la falta de planificación y compromiso con la seguridad pública.
Mientras el alcalde y su equipo intentan justificar su inacción, los habitantes de Chihuahua son testigos de un gobierno que prioriza la imagen sobre las verdaderas necesidades de la ciudad. La crisis de los hidrantes inservibles es solo un ejemplo más de la incapacidad de Marco Bonilla para gobernar con responsabilidad. ¿Cuántas emergencias más deberán ocurrir antes de que su administración actúe con la seriedad que la ciudad merece?